Lo que alguna vez fue un vibrante escenario deportivo en Chimbote, hoy es un mercado improvisado. El Estadio Manuel Gómez Arellano, que albergaba a miles de aficionados, ha sido ocupado por comerciantes ambulantes tras años de abandono y falta de mantenimiento. Sus gradas se desmoronan y la pista de atletismo ha desaparecido, dejando atrás el recuerdo de un recinto que solía ser un símbolo del deporte local.
El deterioro comenzó en 2009, cuando la administración del estadio pasó a manos de la Municipalidad Provincial del Santa. Durante la pandemia, el recinto fue utilizado para reubicar a vendedores ambulantes, pero lo que debía ser una solución temporal se convirtió en una ocupación permanente. Hoy, el estadio es un reflejo de la crisis en la infraestructura deportiva del país.
Los vecinos han expresado su preocupación por la pérdida de este espacio emblemático, pero hasta ahora no hay planes concretos para su recuperación. Mientras tanto, el estadio sigue siendo un mercado improvisado, lejos de su propósito original.