El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, falleció a los 88 años en la mañana del lunes de Pascua, dejando una huella imborrable en la Iglesia Católica y en el mundo. Jorge Mario Bergoglio, nacido en Argentina, se convirtió en un símbolo de humildad y cercanía con los más necesitados. Su última aparición pública fue en la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, donde, a pesar de su estado de salud, mostró su compromiso hasta el final.
Según informó el Vaticano, el Papa murió en la residencia de Casa Santa Marta a las 7:35 a. m., apenas unas semanas después de haber sido hospitalizado por problemas respiratorios. Aunque su salud estaba frágil, Francisco nunca dejó de lado su misión y participó activamente en las celebraciones de Semana Santa, demostrando su fortaleza y dedicación a la fe.
Ahora, el Vaticano entra en el período de "Sede Vacante", mientras se preparan sus funerales y el cónclave para elegir a su sucesor. Líderes de todo el mundo han expresado sus condolencias, recordando su papel clave en la lucha por la justicia social, la inclusión y la renovación de la Iglesia. Su legado perdurará en quienes vieron en él una figura de cambio y esperanza.