Cuando me enteré de lo sucedido en la UNMSM, no pude evitar sentir una mezcla de indignación y preocupación. En plena madrugada, un grupo de desconocidos irrumpió en el campus, dejando tras de sí destrozos y un ambiente de incertidumbre. Las imágenes que circulan hacen evidente la violencia del hecho, y lo que más impacta es que algunos estudiantes se han visto envueltos en este caótico episodio.
Es doloroso ver cómo un lugar lleno de historia y conocimiento se tiñe con episodios de violencia que afectan directamente a quienes día a día forjan el futuro académico del país. La detención de algunos estudiantes, en medio de la confusión, ha encendido un debate sobre la proporcionalidad y la respuesta de las autoridades ante esta situación, generando preguntas sobre la verdadera seguridad en el recinto universitario.
Personalmente, considero que este lamentable suceso debe convertirse en un llamado urgente a reforzar la protección en espacios de alta relevancia cultural y educativa. Los estudiantes, profesores y toda la comunidad merecen un ambiente en el que la seguridad no sea una preocupación constante; de ello depende el futuro y la integridad de una institución que representa tanto a la sociedad.