En 1981, Tim Paterson, un joven programador, vendió su sistema operativo QDOS a Microsoft por 50,000 dólares, sin imaginar el impacto que tendría en la historia de la tecnología. Bill Gates vio el potencial del software, lo mejoró y lo presentó a IBM como PC-DOS, convirtiéndolo en el sistema operativo de su primera computadora personal.
A partir de ahí, todo cambió. Con el éxito de las computadoras IBM, Microsoft decidió lanzar su propia versión: MS-DOS, que rápidamente se convirtió en el estándar de la industria. Este movimiento permitió a Gates establecer su empresa como un referente en software, sentando las bases para la creación de Windows, el sistema operativo más popular del mundo.
Aunque Paterson vendió su trabajo por una suma modesta, nunca se arrepintió. De hecho, ha reconocido que sin Microsoft, su sistema operativo no habría alcanzado tanta relevancia. Gates, por su parte, convirtió esa pequeña adquisición en el pilar de un imperio tecnológico.
Este episodio es una prueba de cómo una decisión estratégica puede cambiar el destino de una empresa y hasta de la industria entera. Lo que comenzó como un software simple terminó revolucionando la computación, impulsando a Microsoft a la cima del sector tecnológico.