Hoy me impactó saber que un sismo de magnitud 4.0 sacudió Sullana durante la mañana. Al imaginar cómo el suelo tembló bajo los pies de quienes viven en la ciudad, no pude evitar sentir una mezcla de asombro y preocupación, recordándome la incesante fuerza de la naturaleza y lo vulnerables que somos.
Lo que más me conmueve es la forma en que la experiencia, aun sin causar daños mayores, nos hace replantearnos la importancia de estar preparados constantemente. Esta situación me recuerda que, aunque a veces la vida sigue su curso sin sobresaltos, un leve temblor puede ser el llamado a revisar nuestras medidas de seguridad y a valorar la labor de quienes trabajan para monitorear estos fenómenos.
Personalmente, esta noticia me invita a reflexionar sobre la fragilidad de lo que a menudo damos por sentado y sobre el valor de la prevención. Es un impulso para compartir con mis seres queridos la importancia de estar alerta y de tener siempre a mano esos básicos elementos de emergencia, pues la tierra nunca deja de recordarnos su poder.